Todos los tipos de madera de roble no sirven para envejecer adecuadamente el vino. Existen dos zonas destacadas que permiten su óptimo desarrollo, dada su climatología y sus características del suelo: Estados Unidos y Francia. Aunque en Torre del Veguer hemos vinificado adecuadamente con robles de Hungría y también hemos oído hablar bien de roble de Europa del Este (Rusia principalmente), en este post hablaremos de roble francés y americano:
Roble francés
El poro de la madera de roble francés es más fino y transmite las cualidades de manera más pausada y equilibrada. Al ser una madera más blanda, para la construcción de barricas se desperdicia más madera, por lo que es más costosa. De hecho, el precio de una barrica de roble francés puede llegar a triplicar el de una barrica de roble americano, aunque la regla más general es el doble.
Aporta aromas de miel, vainilla, frutos secos y especias, de forma delicada y elegante, obteniendo vinos de una textura sedosa. Consigue vinos equilibrados y distinguidos, y sensaciones dulces en el paladar.
Existen matices ligeramente diferentes de sabor según la región francesa de procedencia (Limousin, Allier, Vosges, Tronçais y Nevers) debido a las diferentes densidades de la madera.
Roble americano
Las barricas de roble americano son más resistentes, duras y prácticamente impermeables. Tienen unos poros de tamaño considerablemente mayor a los del roble francés, que transmiten las propiedades de la madera al vino más rápido y fácilmente.
Está especialmente indicado para reducir la astringencia y dureza de los vinos en tiempo record. El roble americano aporta menos taninos al vino (ideal para reducir la astringencia de los vinos) pero una mayor variedad de aromas, entre los que se encuentran notas de vainilla y coco inmediatamente evidentes y aromas a café, humo, tabaco y cacao.
El roble americano aporta aromas potentes pero menos delicados que los que ofrece el roble francés, dan pues una sensación más agresiva y una textura cremosa.